Deseo abrir mi corazón para compartirles y confesar que al principio no estaba del todo convencido que esto de la web fuera una buena idea. Algo así como lo que me pasó allá por el año 1999, cuando creía que poner mis canciones en una cinta era una gran locura, que nadie las escucharía, que eso de “ser cantante” era para otros, para los que salían en televisión, no para mí. Ahora se que estaba equivocado y que bueno que haya sido así.
Recuerdo que una de las mas importantes decisiones tomadas en mi vida fue elegir entregar mi voz a los demás. Tenía dos opciones, bien me quedaba en casa con mis otras obligaciones o añadía a mis deberes el placer de salir a cantar. Estoy seguro que fue Dios quien a través de algunas señales permitió que me decidiera a hacerlo. Debo decir que al principio tuve mis dudas, recuerdo que a mitad de grabación del primer disco casi me desanimo y lo dejo todo. Tantas cosas me han tocado vivir a lo largo de estos años que ya me curé del susto, lo importante es que el final de la historia todavía no se escribe.
La música me ha permitido conocer el amor de Dios en mi vida, he visto su poder manifestado muchas veces, he conocido hermosas comunidades, también buenas personas que han contribuido a mi crecimiento personal y a la lucha diaria por mi conversión definitiva. Desde adolescente me hace sentir útil. Que equivocados estamos cuando pretendemos cumplir con los estereotipos fabricados por la modernidad para poder creer en lo que ya somos., mas aún, lo que Dios dispuso que seamos. Ahora comprendo que no hay necesidad de tener la voz de Luis Miguel, el baile de Chayanne o la pinta de Ricky Martin para ser un cantante de verdad, alguien que se dedica a cantarle a las cosas de Dios puede ser para el mundo un cantante sin futuro, pero es un cantante feliz.
Envío un saludo realmente afectuoso para ti y cuento con tus oraciones.
Dios te bendiga
Atte. Daniel Armas
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